Puerto Chico

Presentación

El hermano menor de Boca Grande y Boca Chica tiene el mismo aura que sus predecesores. Un interiorismo sofisticado y barroco, firmado por Lázaro Rosa Violán, y una carta de cocina de mercado con productos frescos de temporada, en este caso en formato tapa. Además de algunas carnes braseadas al horno Josper y ahumadas a la Robata, la tradicional brasa japonesa. Todo ello en un local diagonalero a tope, donde la grandilocuencia del entorno se da la mano con tapas de toda la vida que van desde las conservas frías (anchoas del Catábrico, ostrón del Mediterráneo, boquerones en vinagre...) a la ensaladilla rusa, los calamares a la romana, las croquetas o los huevos estrellados.
Todo en Puerto Chico parece siempre cuidado al milímetro. Desde la presentación de sus tapas, que siempre entran por los ojos, al servicio siempre atento y buen conocedor del producto que maneja. O sus carnes, cocinadas al punto, con un chuletón de ternera de 1 kg que se nos deshace en la boca. O unos espetos de sardinas que nos van a trasladar de un plumazo a las playas del sur. Por no hablar de su cheesecake Puerto Chico, un gran postre para el que conviene siempre dejar un hueco. Todo ello puede degustarse tanto en su animada barra como en su gran sala, con aspecto de palacete, perfecta para encuentros de grupo.

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